Merced & historia

1628
San Pedro Nolasco
Canonización del Fundador

La Orden consiguió la canonización de san Pedro Nolasco, su fundador, por Urbano VIII en 1628. La canonización fue por la vía de reconocimiento del culto inmemorial tributado a san Pedro Nolasco. La Orden obtuvo, a la vez, por la misma vía, la canonización de otro de sus santos más populares, san Ramón Nonato y recibió el oficio y misa propios (30 de septiembre de 1628).

 

Estas canonizaciones tuvieron para la Orden una gran significación. Con ellas quedaban ‘canonizados’ sus orígenes por la Iglesia universal y ponía a la Orden de la Merced a nivel, en este aspecto, con las grandes órdenes religiosas (franciscanos, dominicos y jesuitas) que tenían canonizados a sus fundadores y personajes más trascendentales. La Orden de la Merced, en el siglo XVII, dentro de los amplísimos márgenes de la monarquía católica, aunque sin llegar a los números de otras órdenes, gozaba de una importancia muy destacada y tenía, además, en mano una de las funciones esenciales de la sociedad como era el rescate de los cautivos.

 

Todos los conventos en 1629 organizaron grandes festejos para celebrar esta canonización y extender así el culto de sus santos. El siglo XVII, sin duda, ha sido el ‘Siglo de Oro’ de la Merced en extensión y relevancia. La colección de Zurbarán para el convento grande de Sevilla refleja, como ejemplo más destacado, este esplendor que llevó consigo una reafirmación interna de sus orígenes y espiritualidad, así como un esfuerzo sin precedentes por una propaganda devocional externa con la creación de la iconografía de sus santos.