Merced & historia

El Prior de Barcelona

La raíz barcelonesa de la Orden de la Merced, que tiene su origen y fundación en dicha ciudad, hizo que la casa-convento madre de Barcelona tuviera una relevancia y primacía especial dentro del organigrama de la institución durante los primeros siglos, que se refleja en el papel de la figura del Prior de Barcelona.

 

La legislación de la Orden concedía un papel muy importante a la figura del Prior de Barcelona, es decir, del superior electo de esta comunidad. Su función fundamental era ser la autoridad mayor de la Orden en el momento de producirse vacante la sede del Maestro General. A él le correspondía convocar capítulo electivo general y sustentar la autoridad del maestro general hasta la nueva elección.  

 

Con el paso del tiempo y, sobre todo, con la expansión y proliferación de la Orden por los reinos de Castilla, esta figura se fue convirtiendo en una piedra de tropiezo. Los priores de Barcelona, de hecho, se convertían uno tras otro en los maestros generales, pues el reparto de votos en los capítulos generales así lo favorecía. La Orden, por tanto, durante siglos estuvo gobernada, de facto, por la elección de este convento madre de Barcelona. Los frailes de Castilla, ante la imposibilidad de reforma de este hecho, pronto, en 1467, consiguieron de la Santa Sede una concordia por la que les permitía una independencia jurídica amplia del maestro general y dejaron de asistir a los llamados capítulos generales, siendo el provincial de Castilla casi a la par que el General para su territorio.  

 

Con la reforma tridentina (1574) se consiguió la reunificación jurídica de la Orden con la elección alterna, por sexenios, de maestros generales aragoneses y castellanos, quedando reducido el poder del prior de Barcelona, al que, no obstante, se le deja una preminencia simbólica o moral.