Merced & historia

Tirso de Molina (Gabriel Téllez), O. de M.
Escritor

(1579?-1648)

Se trata de uno de los grandes escritores del Siglo de Oro que comparte con Lope de Vega y Calderón de la Barca la primacía del teatro español. Se destaca en él el haber creado el mito y personaje del ‘Don Juan’ en su obra el Burlador de Sevilla.

 

Nacido, de familia humilde, en Madrid, ¿24.III.1579? y fallecido en Almazán (Soria) ¿20?.II.1648 es el mercedario más universal de la historia.

 

Gabriel Téllez — con su pseudónimo con el que firmaba sus comedias, Tirso de Molina — fue un ‘fraile moderno’ que además de sus oficios y menesteres propios de religioso mercedario fue uno de los destacados en la república de las letras de su época, escribiendo unas 400 obras de las cuales se conservan un centenar de ellas.

 

La biografía de Gabriel Téllez se ha caracterizado por estar llena de imprecisiones y misterios. Hoy, gracias sobre todo a la labor incansable del tirsista Luis Vázquez, O. de M., se ha podido salir del ‘enigma biográfico’ y asentar, al menos, una cronología documentada de su vida.

Ingresó en la Merced en su ciudad natal, Madrid, en 1599, y su formación hasta ser ordenado sacerdote la recibirá en los conventos de Guadalajara, Madrid y Toledo.

 

Su vocación dramatúrgica le vino desde joven. Poco tiempo después de ordenarse sacerdote, en 1610, encontramos referencias de su predicamento como dramaturgo por medio de una cita sobre él, de Andrés de Claramonte, en que lo tilda de «poeta cómico». En los años de 1610-1616, en Toledo, firma ya importantes comedias:  Cómo han de ser los amigos; Sixto Quinto; y Saber guardar la hacienda; la trilogía de la Santa Juana; La Ninfa del cielo; y Don Gil de las calzas verdes.

 

Viajó y vivió en América, en La Española, en la ciudad de Santo Domingo durante los años 1616-1618. Allí adquiere el grado de lector que le permitía dar clases en los estudios mercedarios y era el primero de los grados académicos dentro de la Orden.

 

Regresado de América, en su nueva etapa madrileña (1620-1625), en la que convive con el también mercedario y dramaturgo Alonso Remón, escribe importantes obras como Cautela contra cautela; San Bruno; La milagrosa elección de Pío V; La romera de Santiago; Por el sótano y el torno; y La fingida Arcadia; y, en 1624 se publicó la obra en prosa Los cigarrales de Toledo. Lope de Vega, de hecho, lo elogia por estos años como «fertilísimo ingenio». En esta época consigue el grado de presentado.

 

En 1625 la Junta de Reformación lo acusa de ser fraile y escribir comedias, como un binomio no aceptado moralmente y tuvo que marchar de la Corte. Al año siguiente, no obstante, representa en Sevilla su comedia La huerta de Juana Hernández. Sin embargo, en 1626 viene elegido como comendador de Trujillo (Cáceres) para alejarlo de la Corte de un modo diplomático. Allí permanece hasta 1629. Una época en la que escribe su afamada obra El Burlador de Sevilla y el convidado de piedra, así como la Trilogía de los Pizarros.

 

Además de su pasión dramatúrgica, en su Orden, como religioso, alcanza una autoridad y prestigio destacados. En 1632 es nombrado Cronista general de la Orden con el oficio de escribir la historia de la institución. Es, además, elegido definidor de su provincia de Castilla, y en 1636 consigue el grado de maestro.

 

Todo parece indicar que a los problemas externos de la acusación de ser fraile y escribir comedias se le unieron otros internos que, sin duda, se retroalimentaban, y los superiores lo volvieron a alejar de la Corte, en 1645, dándole la comendaduría de Soria. En 1648, tras enterarse que había fallecido el maestro general de la Orden, con el cual había tenido graves enfrentamientos, se dirige a Madrid. En este camino, al llegar a Almazán (Soria), encontró la muerte, con toda probabilidad el 20 de febrero, como recoge el libro de sufragios de este convento.

 

Además de la creación, en el Burlador, del famoso personaje ‘Don Juan’, tantas veces recreado en la historia, Tirso es el creador del mejor drama teológico de la literatura española con obras como El condenado por desconfiado. También escribió comedias históricas, costumbristas, palaciegas, de intriga y villanescas. Las obras literarias no dramáticas más importantes son Los Cigarrales de Toledo y Deleitar aprovechando, dos misceláneas compuestas por poesías, novelas y comedias. Una más de temática pagana y la segunda de fondo religioso.

 

Podemos decir con J. A. Pérez-Rioja y García Sierra que «Tirso es, en suma, un autor ‘moderno’, que se anticipa en no pocos aspectos a lo que se escribía en su época; es un magistral creador de personajes, realista, psicólogo sagaz, que está muy bien compenetrado con el pasado histórico así como con los más diversos ambientes de su tiempo; es, a la vez, poseedor de una profunda conciencia dramática, capaz de sobresalir, ya en temas teológicos, ya en otros ligeros e ingeniosos en los que campean la comicidad y el juego amoroso. Otro de sus grandes aciertos es su tratamiento del tipo del ‘gracioso’, de agudo ingenio, que, con sus ocurrencias, acentúa si cabe el chispeante humor de sus comedias, imitadas algunas por Lope, Moreto y Calderón o por el francés Scarron, entre otros».