Merced & historia

1642
Marcos Salmerón, O. de M.
Recuerdos históricos y políticos

(1642-1648)

Marcos Salmerón ocupó el cargo de maestro general desde 1642 a 1648. Una época convulsa y crítica para la monarquía hispánica o monarquía católica en su intento de mantener y salvaguardar, en lo posible, la christianitas maior (la unidad católica de Europa). Para ello realizó un sobreesfuerzo en la guerra de los treinta años, la que finalmente perdió ante los protestantes. Este esfuerzo produjo a la monarquía hispánica (monarquía católica) un desgaste fuerte que se tradujo, incluso, en una inestabilidad y decadencia interior al sufrir graves crisis intestinales en Flandes, Portugal y Cataluña, con sonoras derrotas y pérdidas.

 

El generalato de Marcos Salmerón se destaca por ser una reparación y una nueva apuesta en el apoyo de la Orden, sin fisuras, a la causa de la monarquía hispánica de Felipe IV en estos momentos tan críticos, como bien refleja su obra — fruto de su intervención en las cortes de Valencia de 1645 — Recuerdos Históricos y Políticos de los servicios que los Generales, y Varones Ilustres de la religión de Nuestra señora de la Merced, Redención de Cautivos, han hecho a los Reyes de España en los dos Mundos, desde su gloriosa fundación, que fue el año mil y doscientos y diez y ocho, hasta el año de mil y seiscientos y cuarenta; y desde el Rey don Iayme el Primero de Aragón hasta Filipo Quarto Rey de las Españas, y Emperador de América [...], Valencia 1646.

 

El desgaste que supuso a la monarquía católica las guerras europeas de religión provocó sublevaciones internas, incluso en la misma Península ibérica (Andalucía, Cataluña y Portugal), por el esfuerzo militar y económico (de personas y de impuestos) que supuso a todos los pueblos hispánicos la guerra. La derrota de Westfalia (1648) hizo volver la mirada a la crisis interior. Marcos Salmerón quiso salvar la Orden de posibles acusaciones de deslealtad con su ‘patrono’, el rey católico. Así persiguió a todos los que estaban siendo críticos con el gobierno, entre ellos a Tirso de Molina (fray Gabriel Téllez), a quién desterró de la Corte a Cuenca por escribir «letrillas contra el gobierno». Y, una vez elegido maestro general, tuvo el gran empeño de quitar a la Orden la losa de la acusación de haber aplaudido la insurrección interna en Cataluña, sobre todo por su predecesor en el cargo, el general Dalmacio Serra.