Merced & historia

Redenciones & Tratados

Más allá de los relatos históricos, que siempre llevan de trasfondo una reflexión implícita, la Merced ha necesitado a lo largo del tiempo hacer, según el momento y las circunstancias, una reflexión sobre su misión redentora. Tres son los grandes tratados clásicos de esta reflexión histórico-teológica.

 

Pedro de Cijar, Opusculum tantum quinque (1445). En esta obra, de corte escolástico, se hace una reflexión sobre la conmutación de los votos privados por las limosnas a favor de la redención de los cautivos cristianos. Una conmutación que se puede realizar gracias a los beneficios otorgados a la Orden por los Romanos Pontífices. Se trata de una obra de propaganda y legitimidad de la caridad de los donantes en favor de esta pía obra de la redención. Se trata de una primera reflexión, en este caso jurídico-teológica, de la obra de la redención de cautivos con un fondo de propaganda, legitimación y elevación teológica, además de ser una defensa del papado en una época de crisis.

 

En el siglo XVII, en lo que algunos historiadores dan en llamar época dorada del corso, de la cautividad y de las redenciones en el Mediterráneo, el mercedario y redentor Ignacio Vidondo en su Espejo católico de la caridad (1658) hace una reflexión teológica y espiritual sobre la obra de la redención de los cautivos cristianos en su conjunto. Una obra poco estudiada por los historiadores que se ocupan de las redenciones por ser más de reflexión teológica que de datos históricos. Sin embargo, a través de ella podemos comprender los fundamentos jurídicos, teológicos y por ello históricos de esta obra en el imaginario de las gentes del siglo XVII.

 

Por su parte, en este mismo siglo, algo después, otro mercedario y también ejecutor de redenciones, Gabriel Gómez de Losada en su Escuela de trabajos (1670), siguiendo el texto de Hadeo/Sosa, La topografía de Argel, pretende mostrar el mundo de los cautivos y de las redenciones, con sus detalles más históricos y concretos, con el fin último de legitimar éstas, en una época en la que se estaban poniendo en tela de duda; para mover los corazones de los fieles a la compasión de las limosnas; así como, por otro lado, para promover la devoción de un Cristo rescatado por la Merced y que tenía su capilla en el convento de Madrid.

 

 Estos tres tratados, mas allá de un pretendido compendio de todas las redenciones efectuadas por la Merced en su historia del P. Merinode 1614, constituyen las tres grandes reflexiones que la Merced hace de su propia misión. Una literatura erudita y profunda que es básica para comprender desde la historia el imaginario de quienes realizaron las redenciones de cautivos en los siglos XV al XVIII.

 

A partir del siglo XIX, pero sobre todo en el siglo XX, en la época que se suele denominar postconciliar, los tratados de reflexión carismática de la Merced abundan. Estos tratados son plenamente teológicos, que parten más del mito de las redenciones de cautivos que de la crítica histórica. La urgente necesidad de actualización carismática (o redefinición) obligó a esta operación, creando, en cierto modo, un imaginario moderno (mítico y romántico) de las redenciones de cautivos.