Merced & historia

Redenciones de cautivos

La labor, arriesgada, necesaria y carismática de rescatar los cautivos cristianos por merced, es decir, gratuitamente, sin llevar nada a cambio y, además, estando dispuestos a quedar en rehenes, si fuese necesario, por los cautivos en peligro de perder su fe, constituye el corazón de la esencia mercedaria. De hecho, durante muchos siglos la Orden, en su propia nomenclatura llevaba el apellido de «redención de cautivos»: Orden de Santa María de la Merced de la Redención de Cautivos.

 

La Merced se constituyó siempre como un ‘grupo puente’ en el mundo de frontera entre la Cristiandad y el Islam en la cuenca del Mediterráneo occidental. El rescate de los cautivos constituía, dicho en términos hodiernos, un tratado de paz y de tregua entre dos estados en confrontación perenne con una guerra abierta y continua corsaria. Se trataba de un asunto espiritual, pues es una obra de misericordia corporal, y a la par una cuestión socio-política, en la que intervenían los poderes de los estados y es clave el papel económico.

 

1. Por lo que se refiere a su base espiritual, es decir la función específica y carismática de la Merced al servicio de la Iglesia y de la sociedad que da razón a la consagración mercedaria, la Orden ha hecho, a lo largo de la historia, una necesaria lectura espiritual de su misión concreta. Los textos clásicos fundamentales son:

 

  • Los distintos cuerpos constitucionales. Éstos ofrecen la clave, la razón teológica de la obra de la redención de cautivos que se basa en dos puntos fundamentales. El primero en la lectura de la redención de cautivos como la misión de extender el amor trinitario con la prolongación de la redención de Cristo a través de la acción concreta de las redenciones de cautivos, con el fin de que los pobres cautivos pudieran palpar en su historia los efectos de la Redención, a través de esta derivación histórica y concreta de la obra de misericordia del rescate, para allí ayudarles a que no renegaran de su dignidad de redimidos por Cristo, esto es, para que no perdieran y apostataran su fe y pertenencia al universo cristiano. El segundo pilar teológico, a su vez, es la identificación del mercedario con Cristo para «estar alegremente dispuestos a dar la vida», «quedar en rehenes» por el rescate de los cautivos.

 

  • Pedro de Cijar, Opusculum tantum quinque, Barchinonae 1491.
    En esta obra el mercedario Cijar defiende la posible y justa mutación de los ‘votos particulares’ por la limosna de la redención de cautivos. Se trata de un ensayo de matriz jurídica en el que la Merced hace una de sus primeras lecturas teológicas, que nos ha llegado, de la obra de las redenciones de cautivos.

 

  • Ignacio Vidondo, Espejo católico de la caridad divina y cristiana con los cautivos de su pueblo en que se ve el sagrado instituto del Real y Militar orden de nuestra Señora de la Merced, de la redención de los cautivos cristianos, Pamplona 1658.
    El mercedario teólogo y redentor ofrece en esta obra toda una reflexión teológica y espiritual de la caridad de la redención de los cautivos.

 

  • Gabriel Gómez de Losada, Escuela de trabajos, Madrid 1670.
    El también redentor mercedario Gabriel Gómez de Losada escribe — en un momento crítico para la labor de los rescates de cautivos cristianos, en el que se estaba poniendo en tela de juicio, en las cortes de Aragón, la bondad y pragmatismo políticos de éstas — un tratado histórico-espiritual sobre las redenciones de cautivos en el que explica tres puntos esenciales: la situación de los cautivos en la miseria de su cautividad; la descripción de todos los pasos de la difícil tarea de la ejecución de los rescates; y la lectura espiritual de toda esta obra.

 

2. En cuanto a la dimensión socio-política de las redenciones de cautivos, éstas han generado, a lo largo de la historia una abundante documentación notarial, jurídica, contable y narrativa. Hasta 1574 encontramos, sobre todo, actas notariales que justificaban los movimientos económicos de las redenciones y daban fe de la liberación de los cautivos. A partir de 1574, encontramos, además, las ‘cuentas públicas’ de las redenciones. Por otro lado, sobre todo a partir del siglo XVII, hallamos numerosas narraciones de corte devocional y edificante de la historia de muchas redenciones.

 

La Orden ha tenido siempre un destacado interés en conservar la memoria de su actuación en la redención de cautivos, como memoria y testimonio de su esencia. Un hecho que se observa en la documentación que sobre ello se conservaba en los archivos generales de Barcelona y Madrid. Una documentación jurídica necesaria, en primer lugar, para poder la Orden defenderse en posibles casos de reclamaciones jurídicas (recursos) y, en segundo lugar, como testimonio histórico-espiritual de su misión. Destaca en ello la obra manuscrita de 1614, de Pedro Merino, Una relación inédita de redenciones de cautivos 1562-1614, en la que recopila — en un momento en el que se estaba poniendo en crisis la obra de los rescates por cierta tendencia política — el elenco de redenciones y la lista de cautivos rescatados en esos años. Un compendio que retoma, amplía y completa José Antonio Garí y Siumell, en su obra Historia de las redenciones de cautivos, que publica en Barcelona a las puertas del proceso restaurador de la Orden (1873), como memoria imprescindible de la identidad mercedaria.

 

Hoy, el Instituto Histórico de la Orden de la Merced (IHOM) continúa, a través de su programa de ediciones y estudios Redemptionum Ordinis de Mercede Opera Omnia, con el vivo interés de ofrecer a la comunidad científica la edición de todas las fuentes de la obra redentora mercedaria.